La producción de forraje efectivamente obtenida por las distintas mezclas, especies y biotipos, que forman parte de las pasturas templadas, es muy inferior a su “potencial”, medido en condiciones de crecimiento sin limitantes. Los principales factores que determinan la capacidad de acumulación de pasto de las forrajeras templadas, tanto perennes como anuales son: luz, temperatura, agua y nutrientes. El contexto edafoclimático imperante en un particular sitio y la competencia y/o la sinergia interespecífica fijan cuan cerca de dicho potencial están los distintos componentes de las mezclas. Las gramíneas como festuca alta y raigrás anual se adaptan a un amplio rango de estados edáficos y por lo tanto estas son llamadas “plásticas”. Por otra parte, otras forrajeras como alfalfa son menos flexibles, ya que requieren condiciones especiales para producir satisfactoriamente y acercarse a su máximo, que de hecho es muy alto. Un caso particular lo constituye el agropiro alargado, que es la gramínea mejor adaptada a producir en los bajos inundables y con alto contenido de sales y sodio, dónde otras especies no pueden crecer y/o persistir e incluso ni siquiera germinar, pero a su vez se adapta a suelos arenosos y en regiones con largos períodos de sequía. Aunque las capacidades y los procesos propios de las plantas que contribuyen a favorecer su desarrollo en suelos con déficit hídrico son similares a su capacidad de crecer con excesos de sales.
Las gramíneas de adaptación amplia (avena, raigrás anual, agropiro alargado, festuca alta) en situaciones de la región pampeana, mantienen cierto orden entre variedades cultivadas o cultivares (cv) en la producción de pasto, es decir que aquellos que producen mejor en un sitio suelen hacerlo en otros, a excepción de biotipos muy distintos en su origen, por ejemplo festucas de origen templado o mediterráneo. En festuca alta, agropiro alargado, raigrás anual y avena entre las gramíneas y trébol blanco como leguminosa el ambiente es más importante que el cv y mucho más que la interacción cv por ambiente. Son las forrajeras que en el gráfico muy didáctico de Castaño (2003), muestran una línea horizontal de ubicación que abarca una amplia gama de situaciones. En festuca alta, de vasta adaptación, se demostró que seis variables bioclimáticas explicaron casi el 90% de los resultados productivos de la especie, pero los mismos están relacionados básicamente a la baja temperatura y el déficit hídrico.
Las forrajeras de adaptación ambiental más estrecha, línea más corta en el gráfico citado, presentan una significativa interacción: cv x ambiente en la acumulación de forraje. El pasto ovillo entre las gramíneas y la alfalfa dentro de las leguminosas presentan esta característica. Es decir que estas dos últimas no necesariamente mantienen similar orden de los cv en las diferentes localidades, por lo tanto no se puede generalizar el comportamiento de las distintas variedades cultivadas.
La alfalfa tiene muchas exigencias para alta producción, más allá de su ubicación en el relieve, que indica que prospera mejor en relieves altos (sin embargo no en todos las regiones es la loma, ya que en el centro y sudoeste de la provincia de Buenos Aires, si la napa no esta alta las mejores tierras para alfalfa son los bajos dulces fértiles no arenosos vs las lomas arenosas) y el pH para crecer satisfactoriamente debe favorecer al sistema simbiótico con Sinorhizobium meliloti (la asociación no prospera correctamente con valores menores a 5,8-6,0), no tener restricciones al desarrollo radicular por capas impermeables o endurecidas en forma permanente, adecuado drenaje con la napa a más de 1,5 m y niveles de fósforo (P) superiores a 20 mg.kg-1 de suelo. En determinados lugares la especie tiene respuesta a la fertilización con azufre, ya que son ambientes edáficos con baja materia orgánica y alejada de los sitios urbanos.
Los requerimientos de contenido de P son menores para leguminosas como trébol rojo, lotus corniculado, trébol blanco y lotus tenuis. Sin embargo, esto no indica que no tengan respuesta a mayores niveles del nutriente. El lotus tenuis es el menos exigente y prospera con niveles tan bajos como 3 mg.kg-1, no obstante, tiene respuesta en la acumulación de pasto a la fertilización fosforada y es importante que existan micorrizas en la semilla para que solubilicen el poco P que hay en los sitios donde se lo cultiva. A pesar de ajustarse a las condiciones restrictivas, la mayor ventaja del lotus tenuis es su adaptación a terrenos inundados durante varias semanas, que lo logra por su capacidad de almacenamiento de oxígeno en sus vacuolas.
ING. AGR. Oscar Bertín