La festuca alta (Schedonorus arundinaceus (Schreb.) Dumort; Syn = Festuca arundinacea Schreb.; = Lolium arundinaceum (Schreb.) S.J. Darbyshire, Schedonorus Phoenix (Scop.) Holub]) es la gramínea perenne cultivada más difundida en la región templada del país y la segunda de mayor adaptación, después del agropiro alargado, a diferentes condiciones edafoclimáticas.

Esta forrajera es nativa de la parte central y noreste de Europa, la región mediterránea incluida el norte de África, Asia central y Siberia. La mayoría de los cultivares (cv) comerciales son alohexaploides con 42 cromosomas (2n=6x=42), aunque su constitución genómica depende del lugar de origen del material genético. Por taxonomía se clasifica a la especie en cinco variedades botánicas, en dos grupos funcionales: “tipo forrajero” y “tipo césped” y según los mejoradores genéticos en dos “tipos” principales de germoplasma: continentales o del norte de Europa y mediterráneos.

Los continentales son más resistentes al frío, activos en verano, es decir que tienen elevado potencial de producción de forraje desde fines de primavera al inicio del otoño y en forma frecuente tienen hojas más anchas. Producen pasto todo el año en las regiones templadas, donde ellos están adaptados.

Los mediterráneos son menos tolerantes a muy bajas temperaturas, sin embargo, crecen en forma activa en invierno en regiones templadas, por lo tanto producen más pasto desde mediados de otoño hasta principios de primavera y es común que posean hojas más finas. Dentro de los mediterráneos, los materiales genéticos originarios de Marruecos son decaploides (serían los que quedan con la denominación Festuca arundinacea) y cuando se desarrollan a fines de la primavera lo hacen con hojas más rígidas y duras. Los mediterráneos suelen manifestar niveles altos de dormancia estival, con plantas que dejan de crecer en verano y muestran senescencia elevada en esta estación del año, reduciendo incluso su rebrote al inicio del otoño. La dormancia de verano incrementa la persistencia en ambientes subhúmedos/semiáridos, manteniendo elevada acumulación de forraje invernal. La producción de pasto, en regiones húmedas, en el corto plazo (dos años y medio) es intermedia entre la amplia oferta nacional de cv continentales. La festuca alta rizomatosa originaria del noroeste de España y Portugal suele ser considerada un tercer “tipo” de germoplasma, aunque también las norte de Europa pueden producir cortos rizomas. Sin embargo, los rizomas en el germoplasma originario de la península ibérica son más largos y más comunes. Los materiales genéticos rizomatosos no son resistentes al frío como los norte de Europa. Los cv “tipo” césped se caracterizan por tener hojas finas y de color oscuro, de hábito erecto y de poca altura y son muy macolladores. La mayoría del germoplasma deriva de los continentales, aunque también hay de origen ibérico, seleccionados para condiciones de uso para césped. Poseen menor crecimiento que los forrajeros. También están disponibles en el mercado argentino los Festulolium, que alude a cultivares derivados del cruzamiento entre Festuca y Lolium, con el padre Lolium contribuyendo con la mayoría del genoma de muchos de estos cv. Los cv de Festulolium son considerados menos persistentes que la festuca alta. El aumento de la resistencia al frío y el valor nutritivo del forraje han sido importantes objetivos del mejoramiento genético de Festulolium y de hecho en los dos primeros inviernos suelen producir más y de mejor calidad, aunque al final su baja persistencia limita la acumulación de pasto, en el mediano plazo. A pesar de los problemas de fertilidad de los cruzamientos entre tipos de esta forrajera, por sus formas genómicas diferentes entre mediterráneos y norte de Europa, existen en el mercado nacional cv que tienen origen en estos cruzamientos. Presentan comportamientos intermedios, aunque tienen mayor crecimiento bruto y neto bajo pastoreo, en el período otoño-invernal, que los norte de Europa.

Esta gramínea prospera, en Argentina, entre los paralelos 33° y 39° de latitud sur y como límite oeste el meridiano de 62° oeste, con regímenes de lluvia de más de 600 mm, es decir en climas templados húmedos y subhúmedos. Las excepciones a esto último, serían el cultivo de las mediterráneas en zonas semiáridas y con elevadas temperaturas estivales, ventaja otorgada por su latencia de verano, que les permite sobrevivir, sin crecer, en estas condiciones climáticas y en áreas de regadío o humedales fuera del entorno climático señalado, como sucede en regiones más frías.

El crecimiento está limitado por extremos de temperatura, disponibilidad de agua del suelo y aspectos físicos y químicos de suelo. La adaptación se define como la habilidad de persistir a través de las fluctuaciones normales de las condiciones ambientales prevalecientes de un área determinada, mientras que es adecuada a ese ambiente edáfico cuando contribuye de manera significativa a la producción de forraje anual dentro de un área de adaptación, pero con suelos particulares.

Las hojas de la festuca alta se expanden con temperaturas de 4 a 35° C. Sin embargo, el crecimiento es óptimo entre 20 y 25°C. Prospera en suelos que pueden variar desde muy ácidos (pH 4,5) a alcalinos (pH 9,0), pero lo hace mejor cuando el pH del suelo se encuentra entre 5,5 y 7,5. En suelos salinos el crecimiento es relativo, siendo adecuado con < 5,99 decisiemens (ds).m-1, adecuado en forma moderada entre 5,99-9,89 ds.m-1, marginal entre 9,89-13,15 ds.m-1 y no apto para su cultivo con > 13,15 ds.m-1

Más allá de las condiciones edafoclimáticas prevalecientes de la región, si el ambiente es adecuado para el desarrollo de esta gramínea, se puede modificar el modelo de acumulación, la producción de pasto de calidad en todo el ciclo y la persistencia en las regiones aptas para su uso con: las decisiones de manejo del pastoreo, corrección de nutrientes, de modo principal nitrógeno, fósforo y agua y con las asociaciones que se establezcan con otras especies, máxime las leguminosas acompañantes.

El mayor desafío hacia el futuro es ampliar el cultivo de esta forrajera a medios edafoclimáticos más desfavorables con nuevos cv que persistan y produzcan más forraje de calidad: con sequías prolongadas, altas temperaturas de verano, excesos de sales y en ciertas estaciones del año con sobrantes hídricos y pH inadecuados. El manejo ajustado de ambientes-cultivares-mutualismos con organismos benéficos-administración del fertilizante nitrogenado y del pastoreo permitirá lograr el espacio apropiado, que no siempre se visualiza para la especie, que tiene excelentes condiciones como un recurso para los sistemas pastoriles de Argentina.

ING. AGR. Oscar Bertín

Fuente: http://www.biscayart.com/