Los requerimientos de nitrógeno (N) de las especies forrajeras para expresar su capacidad productiva son muy elevados, principalmente en gramíneas, en comparación con el resto de los nutrientes minerales. El aporte de N edáfico proveniente de la mineralización de la materia orgánica y de la deposición atmosférica puede generar contribuciones importantes, dependientes de las condiciones ambientales y del manejo, pero generalmente son insuficientes para cubrir tales demandas.

Una vía adicional de incorporar N al sistema es mediante el uso de leguminosas eficientemente inoculadas y el retorno a través de la orina en condiciones de pastoreo, aunque una parte sustancial de este último se pierde hacia el ambiente. En el caso de las leguminosas su aporte al sistema aéreo logra ser el equivalente a 75-150 y a un promedio de 235 kg N.ha-1 año para pasturas de gramíneas con tréboles para los primeros datos y con alfalfa en el segundo, con pasturas bien balanceadas y/o con un adecuado número de plantas por unidad de superficie.

La aplicación de fertilizante, conteniendo N en su formulación, es la forma más sencilla de sumar el nutriente al sistema suelo-planta-animal y la contribución más relevante de su incorporación es en la producción de forraje, tanto en las pasturas como en los verdeos de invierno base gramínea. Aunque también modifica la distribución estacional de la oferta de pasto, por adelantamiento de la salida del invierno y del aprovechamiento de la capacidad de ciertas especies y cultivares para crecer a bajas temperaturas. También cambian la calidad del forraje, sobre todo en altas dosis, donde la planta puede llegar a no convertir el N en formas orgánicas y quedar como nitratos en la planta, que pueden ocasionar desórdenes metabólicos y alteraciones indeseables en la respuesta animal. Estos hechos ocurren por fertilizaciones mayores a la que las plantas requieren o luego de una sequía que provoca un abundante aporte de N del suelo. Estas situaciones son excepcionales y no se reportan casos de menor respuesta animal en pasturas fertilizadas con respecto a testigos sin fertilizar.

Sin embargo, existen muchos factores que explicarían que el techo de respuesta productiva sea sensiblemente menor en condiciones de pastoreo, respecto de las evaluaciones realizadas bajo corte. El pisoteo, el arrancado de macollos, el quemado por orina y la defoliación desuniforme introducen disturbios diferenciales, que se pueden magnificar con altas dosis de N.

El efecto del N en la producción animal en pastoreo tiene un impacto positivo en la capacidad de carga animal (CA) y en la producción de carne y leche, pero en la mayoría de los experimentos, ya sea en verdeos de invierno como en pasturas, no modifica la ganancia de peso vivo (GPV) de cada animal. Por lo tanto, la mejora medida se debe a la mayor capacidad de CA y no en un aumento en la GPV. Si el incremento en la acumulación de forraje no es aprovechado en aumentar el número de animales por unidad de superficie se convierte en un gasto y no en una inversión.

Aun asumiendo un adecuado control de la CA y ausencia de limitaciones de otros nutrientes y agua, la eficiencia con la fertilización nitrogenada estará fuertemente asociada a factores tales como: el tipo de pastura (anual/perenne), la estrategia de fertilización (dosis, época, fraccionamiento), el período a considerar, la presencia de leguminosas, entre otros. El manejo estratégico del N en pasturas debe considerar cuidadosamente estos aspectos. El diagnóstico de la fertilidad edáfica y el estado de nutrición con N en la planta resultarán herramientas claves para acoplar adecuadamente la demanda de las pasturas, la oferta nativa de N por el suelo y el eventual suministro de N a través de los fertilizantes.

A modo de guía se necesitan aproximadamente: 0,53 kg N/kg GPV en verdeos de invierno; 0,71 kg N/kg GPV para pasturas perennes fertilizadas en períodos de máxima respuesta; 0,86 kg N/kg GPV para pasturas perennes fertilizadas a fines del invierno y fin de verano y 1,00 kg N/kg GPV en pasturas mezclas de leguminosas y gramíneas.

ING. AGR. Oscar Bertín

Fuente: http://www.biscayart.com/