Las pasturas perennes templadas necesitan de otros recursos alimenticios para equilibrar tanto la cantidad como la calidad del forraje que requieren los animales para una dieta proporcionada y constante a través del año. Esto es común en todos los sistemas pecuarios, aunque puedan diferir de mayor a menor necesidad, en función de la exigencia de la actividad productiva, ya sea: lechería, cabaña, invernada, recría o cría. Los modelos con una base forrajera de pasturas perennes dan estabilidad anual a la acumulación de pasto, tienen menor costo por unidad de materia seca (MS), mejoran ciertas propiedades físico-químicas del suelo y mitigan los impactos ambientales negativos del cambio climático. Sin embargo, presentan variaciones nutricionales dentro del año y concentran el crecimiento en primavera-verano. La combinación de cultivos forrajeros anuales (CA), de invierno (VI) y de verano (CV), es una alternativa para incrementar la producción de forraje en comparación con un monocultivo, debido a una mayor eficiencia en el uso de la radiación, del agua y de los nutrientes.
Las empresas deciden el manejo para maximizar la cantidad y calidad del alimento y finalmente la rentabilidad de una rotación de CA, más que aumentar el beneficio de uno solo. Las decisiones tomadas en un CA repercuten en el siguiente y por lo tanto los recursos del suelo que usa el primero no están disponibles para el segundo. El propósito con estas combinaciones de CA es incrementar el rendimiento, manteniendo un adecuado valor alimenticio para sostener la producción animal.
Las secuencias de VI (avena y/o raigrás anual) que se complementan adecuadamente con los CV para ensilaje y permiten el encadenamiento posterior a una pastura es una opción para el objetivo propuesto. Los VI pueden ser sembrados para uso directo, forrajes conservados o la combinación de ambos. Cuando son utilizados como ensilajes, tienen mayor potencial de crecimiento, pero de menor valor nutritivo y si se usan frecuentemente para pastoreo o corte, se logra una menor producción con una mayor calidad de pasto. En este sentido, los VI cumplen un rol fundamental en las cadenas forrajeras, ya que ofrecen cantidad y calidad de forraje, en un periodo de bajas tasas de crecimiento de las pasturas y son antecesores adecuados para los CV (maíz, sorgos, doble cultivo de maíz y soja para ensilajes y moha para heno) y se constituyen en complemento de la alfalfa. Cambiar el VI pasando de avena a raigrás anual no modifica la productividad de la rotación, pero si el momento de mayor acumulación, la avena lo hace con mayores niveles al principio y al final del período de utilización y el raigrás anual en pleno invierno. Otro aspecto a tener en cuenta es la mayor respuesta de la avena a la fertilidad que deja la alfalfa y el mayor potencial del raigrás anual cuando sólo produce en invierno, como por ejemplo después de maíz-maíz.
Las secuencias más productivas son las que tienen doble cultivo de maíz más VI (33, 2 y 29,3 t MS/ha/año con y sin riego suplementario respectivamente), que no se diferencia del simple cultivo de maíz en ciclos muy húmedos, aunque en períodos de lluvias muy abundantes la producción de forraje de dos maíces en el mismo ciclo no se justifica, ya que un solo maíz es de similar rendimiento. En situaciones de escasas lluvias, por efecto del año o de la región considerada, el maíz- maíz en el mismo año, sin riego, debe ser evaluado, ya que podría ser altamente riesgoso. En los años evaluados se usó un hiperprecóz (híbridos de madurez relativa baja, promedio: 92 días, cosecha: R5-R6), seguido de uno de ciclo normal (híbridos de madurez relativa media a largo, promedio: 125 días, cosecha: R5-R6) y en el futuro se debería probar diferentes combinaciones de distinta madurez relativa, tanto para el primer como el segundo cultivo.
La alternativa de la rotación maíz-VI (26,7 y 21, 9 t MS/ha/año con y sin riego) complementaria a la alfalfa (15,1 y 11,4 t MS/ha/año con y sin riego) es la alternativa simple más productiva, ya la pastura no es muy diferente en la acumulación que las secuencias soja-VI (16,0 y 14,4 t MS/ha/año con y sin riego) o moha-VI (14,0 y 11,7 t MS/ha/año con y sin riego suplementario). Por lo que estas rotaciones de CA no le suman productividad a la pastura generando dudas sobre la sustentabilidad del sistema productivo y en el caso de aquellas integradas por moha menor calidad de forraje.
ING. AGR. Oscar Bertín