La implantación correcta de una pastura perenne se logra a partir de una rápida, uniforme y completa germinación de las semillas y del crecimiento adecuado de las plántulas. Influyen en este proceso la naturaleza genética, física, fisiológica y sanitaria de la semilla, el tipo de suelo, el cultivo antecesor, el clima y las condiciones de la cama de siembra.
La siembra de pasturas en los suelos ganaderos, que provienen de pastizales naturales degradados o pasturas de muchos años de sembradas, debería preceder de al menos dos cultivos anuales, si las características del suelo lo permiten, para otorgarle a la pastura las mejores condiciones para su implantación, ya que existe incompatibilidad cuando se realiza una pastura sobre otra. Cuando el suelo no permita un cultivo agrícola se debe comenzar a preparar el lote en la primavera del año anterior a la siembra, con un adecuado control de malezas y evitando eliminar la cobertura vegetal del suelo. Definido el lote en el cuál se va a implantar la pastura, el primer paso es conocer el o los tipos de suelos existentes para determinar la/s especie/s componente/s de la misma. Los lotes ganaderos presentan alta heterogeneidad y por ello es conveniente identificar y sectorizar por tipo de suelo para tratar a cada uno de ellos en forma particular, usando las herramientas disponibles: cartas de suelo, imágenes satelitales, análisis químicos y de ser necesario físicos de los suelos.
Las especies templadas más usadas para suelos no agrícolas son: dentro de las gramíneas la festuca alta y el agropiro alargado y como leguminosas los tréboles blanco y rojo, los lotus tenuis y corniculado y el trébol de olor. La festuca alta crece adecuadamente en suelos de media loma, generalmente erosionados y en bajos dulces o levemente salinos/sódicos, normalmente con excesos hídricos por falta de infiltración y/o escurrimiento. Los cultivares más difundidos en esta región corresponden a los biotipos continentales. Las leguminosas que se asocian adecuadamente a la festuca alta, para estos ambientes, son los tréboles blanco y rojo y en suelos arcillosos y excesivamente húmedos el lotus corniculado. El agropiro alargado se adapta a suelos halo-hidromórficos en condiciones más extremas que la festuca alta. En zonas de veranos cálidos el agropiro tiene un crecimiento otoño-inverno-primaveral con una disminución en el periodo estival, que no es tan evidente en ambientes con veranos más frescos.
El agropiro alargado se consocia con el trébol de olor y en suelos con condiciones no tan extremas en el contenido de sales y sodio con el lotus tenuis. Frente a decisiones empresariales de uso mínimo o nulo de fertilizante nitrogenado las leguminosas nombradas son una alternativa para mejorar lo producción y calidad del forraje, por lo que la decisión de incorporarlas en la pastura es clave. Se debe tener en cuenta que la semilla de agropiro alargado tiene una dormancia de alrededor de 40 días desde la cosecha, que se efectúa normalmente en la región en forma tardía (febrero-principios de marzo). Algunas partidas de lotus tenuis y de trébol blanco presentan un porcentaje importante de semillas duras, que generan nacimientos escalonados a campo.
En los suelos ganaderos la siembra directa es el sistema de uso actual, aunque en determinadas circunstancias con suelos desparejos por pisoteo en condiciones de alta humedad o por corridas de agua, se puede recurrir a laboreo mínimo, normalmente con rastra de disco para hacer posible la siembra de las pasturas. No es aconsejable, en estos suelos, las labores profundas que producen la elevación de las sales y el sodio a la superficie, generando un fuerte deterioro ambiental. Se recomienda que el suelo quede cubierto con broza o vegetación natural. No se aconseja la siembra al voleo ya que el nacimiento es más lento y menos eficiente que la siembra en línea. Si bien algunas especies, como lotus tenuis y agropiro alargado, se adaptan a este último sistema de siembra, las emergencias no son inmediatas y sólo se logran en el mediano plazo. La profundidad de la siembra es un aspecto muy importante para el nacimiento de las plántulas de estas especies, de modo que debe ser muy superficial, entre 0,5 y 1,5 cm. La densidad de siembra recomendada para la mezcla base festuca alta es de: 400 semillas viables (SV).m2 para festuca con 150 SV.m2 de trébol rojo y 100 SV.m2 de trébol blanco. Según la calidad de la semilla esto equivalen aproximadamente a: 10 kg.ha-1 de la gramínea, 4 kg.ha-1 de trébol rojo y 1 kg.ha-1 de trébol blanco. En el caso de las mezclas base agropiro alargado es de 300 SV.m2 para agropiro con 250 SV.m2 de lotus tenuis o trébol de olor, lo que equivale a 30 kg.ha-1 de la gramínea con 4 kg.ha-1 de lotus o 6 kg.ha-1 del trébol de olor. Aunque, en el mediano plazo, las especies con posibilidades de resiembra muestren, con densidades más bajas, una población similar que con las densidades recomendadas, se ha demostrado que se puede perder producción de forraje, en los primeros usos, al reducir los kg de semillas sembradas, en trébol blanco y rojo, lotus tenuis y agropiro alargado. Las pasturas base gramíneas para suelos ganaderos deben lograr la mayor cobertura del suelo en el menor tiempo posible. Para ello, es necesario sembrar con hileras los más estrechas posibles, que es de 17,5-20 cm según el diseño de las sembradoras. El otoño es la época más favorable para la implantación de las especies templadas, sin embargo la posibilidad de anegamiento y saturación del suelo hacen poco previsible el momento exacto de la siembra. En la implantación de la pastura es conveniente utilizar fertilizantes para favorecer el desarrollo del sistema radicular y foliar, que contenga baja proporción de nitrógeno y mayor de fósforo (P) (arrancadores). En general, en suelos muy deficientes (menor a 10 mg de P extractable/kg de suelo ó ppm) la dosis de P elemento debería ser de 20 a 30 kilos por hectárea, disminuyendo progresivamente cuando aumenta su contenido edáfico. En los suelos con pH muy elevados es necesario desplazar el sodio con enmiendas específicas.
ING. AGR. Oscar Bertín
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